Me fui re-descubriendo a través de una simple actividad que sin darme cuenta, me conectó a mis raíces creciendo en una montaña, en un municipio de SLP, solo, sin muchos amigos, explorando arriba de árboles y construcciones. Me di cuenta que en realidad estaba regresando a mi etapa más feliz y pura, la infancia. Ese eterno y constante asombro de la vida y de las capacidades de mi cuerpo, aventura y peligro como ingredientes clave de mi infancia. La escalada solo me hizo re descubrir algo que tenía olvidado.
Poco a poco me hizo una persona mucho más independiente, más valiente, me empoderó mucho. Transformó por completo mi perspectiva del mundo natural y cómo debo interactuar con él, fundirme en él. De la misma manera transformó mis relaciones: amistades, familia, parejas, sociedad en general. Me encaminó a encontrar mi verdadero potencial como ser humano, que antes de la escalada, estaba completamente dormido y sin explorarse. Me volvió una persona mucho más disciplinada por la cantidad de tiempo y energía que demanda sobresalir en este deporte, cambió sobre todo mi relación con la comida y cómo nutrirme para poder llevar de manera óptima las demandas físicas de la actividad. Mentalmente me hizo mucho más fuerte al exponerme a situaciones constantes de peligro, incluso de muerte.
Dentro de toda esa adrenalina y emociones, la escalada sobre todas las cosas me produce paz y tranquilidad, me hace dar todo cada semana para tratar de ser una mejor versión de mi en todo aspecto: físico, mental y emocional. También es un camino que se hace solo, entre más te adentres en él, más te alejas de la vida “normal” y de la gente común, de cierta manera conectas con gente igual de apasionada y que dedica su vida entera a este deporte; pero definitivamente cada vez te vas distanciando más de mucha gente y formas de pensar.
Una de las cosas que más me mueve como escalador es descubrir y escalar piedras que nunca hayan sido tocadas por el humano, si involucran una situación peligrosa o de afrontar la muerte y dominar mi cuerpo/mente en el acto, son los retos ideales que busco constantemente, sin dejar de lado que necesito me reten físicamente cada vez más.
Me enfrenta también con la pequeñez de mi ser y existencia, de lo irrelevante que es nuestro paso por este mundo, lo efímero que puede ser. Me permite ver con claridad que el paso de mi persona por esta vida es breve y no debo darle tanta importancia como nos educan desde niños.
Los últimos 5 años de mi vida me he entregado por completo a desarrollar e impulsar la escalada en Guadalcázar S.L.P., específicamente en una zona casi virgen de boulder llamada Cerro de las Comadres en la comunidad de El Realejo. Era una zona completamente olvidada desde el 2005 y que tiene un potencial inmesurable. Todos mis recursos han sido destinados a tratar de impulsar esta comunidad y mejorar su calidad de vida desde la escalada (habilitación de campings, servicios de comida, bebida y tours) con flujo de efectivo por parte de escaladores y turistas. Soy ahora representante local para Fundación México Vertical, una ONG sin fines de lucro que apoya gente como yo que lleva proyectos sustentables y de impacto social-ecológico en zonas de escalada. La zona cuenta ya con aproximadamente 350 boulders escalados, entre grados V0 a V13 y con decenas de proyectos en el rango de V14/V15.
Para finalizar este largo texto, la escalada es mi brújula de vida: dicta hacia dónde ir y cuánto caminar en cierta dirección. Lo es todo y es nada a la vez.
fotografia 1 Mauricio Ramos (los Arcos Guadalcazar)
fotografia 2 Carlos Steck (Sabanillas Queretaro)
]]>Pero a los 15 años hubo un deporte que realmente cambió mi vida y lo sigue haciendo cada día y hoy por hoy, mi vida gira en torno a ese maravilloso deporte “La escalada deportiva”. Siempre me gustó mucho estar colgado en todos lados y subiéndome por donde podía, así que cuando me presentaron un deporte que se trataba de eso, fue amor inmediato.
Empecé a ir dos veces por semana a un pequeño gimnasio de escalada en León, Gto. y luego ahí mismo conocí un grupo de personas maravillosas que me adoptaron y me enseñaron las reglas del juego de un modo más profundo y me demostraron que más que un deporte, la escalada es un estilo de vida y eso me encantó, así que decidí que quería ser un escalador de verdad, luego dos días no eran suficientes en el muro y quería ir lo más que pudiera y también todos los fines a la roca, mi estilo de vida cambió radicalmente, también mucho gracias a la guía de todas las personas que me fueron apoyando y enseñando durante todo el proceso, con quienes siempre estaré inmensamente agradecido.
He sacrificado muchas cosas en mi vida por la escalada y la verdad es que no me arrepiento, porque la escalada me ha dado mucho más de lo que he sacrificado, me ha dado la oportunidad de ser una mejor persona principalmente, de conocer a la gente más maravillosa que he conocido, mis mejores amigos, viajar por el mundo, aprender y me ha dado la oportunidad de unificar mi trabajo y mi pasión, hoy me siento muy afortunado de poder vivir de la escalada, y aunque no ha sido fácil, el esfuerzo, la pasión y el amor por la escalada me han llevado a donde estoy hoy, siendo armador, entrenador, capacitador, pero antes que todo un escalador feliz, realizado y con la misma hambre que al principio de llegar a los más altos niveles en lo que hago y poder vivir mi vida haciendo lo que más amo.
Estoy muy agradecido con las marcas como Atman que me han apoyado, creen en mí y valoran mi esfuerzo por hacer que la escalada crezca, al igual que ellos y que toda la comunidad que pone todo el corazón en ver florecer cada día más lo que amamos, escalar.
Hace dos años empecé a escalar y con certeza puedo decir que hace dos años me cambió la vida. Me acuerdo de las primeras veces que iba a escalar a la roca y de cómo mis amigos me ayudaban poniendo los yoyos y enseñándome a escalar. Siempre me sentí aceptado en la comunidad escaladora sin importar mi nivel y lo que sabía hacer o lo que no. Desde el primer día que escalé hasta la fecha, de las cosas que más me gustan es la comunidad. Me he dado cuenta que no importa si hablas inglés, español o francés siempre va a haber una forma de comunicarte con otro escalador, ya sea compartiendo la beta de tu proyecto o platicando de aquella vez que escalaste por primera vez, pero siempre nos va a unir lo mismo, algo que no necesita mucha explicación: el amor por la escalada.
Hay una frase que un gran amigo me dijo un día y hasta la fecha la sigo recordando: “el mejor escalador es el que más se divierte”. Y siempre que me llegó frustrar porque no puedo sacar un proyecto, o me falta motivación para entrenar pienso en esa frase y recuerdo que todos empezamos desde cero. Todos tenemos que entrenar cada día un poco más duro para escalar mejor, que los logros no van a venir de la noche a la mañana. Cuando me falta motivación hay veces en las que me pregunto ¿qué significa la escalada para mí? Y la respuesta casi siempre es la misma: FELICIDAD. Hay pocas cosas en la vida que me hacen tan feliz como escalar, y creo que si estás leyendo esto, también puede ser tu caso.
Yo creo que la felicidad en mi caso no se mide en mis encadenes más duros o en cuantos boulders puedo hacer en un año, la felicidad en mi caso se mide en experiencias, recordando las veces que tuve que dormir en la tierra para escalar el día siguiente, las veces que conocí personas nuevas e hice nuevos amigos que comparten la misma pasión que yo. La felicidad es muy subjetiva, algunas personas pueden disfrutar algunas cosas que otros no y creo que eso es lo que hace la escalada tan especial para todos, cada uno de nosotros encuentra la felicidad en diferentes formas, para unos es por fin encadenar aquella ruta que llevan años trabajando, para otros es aprender a puntear y para otros es solamente poder salir de la ciudad a escalar un rato. Pero si algo he aprendido en estos últimos dos años, es que lo más importante en la vida es hacer lo que te hace feliz.