Escalada, el camino que se hace solo por Luis Cajero

Escalada, el camino que se hace solo por Luis Cajero

Hace 24 años exactamente, estaba harto de participar en deportes de equipo. Un tanto presionado por la escuela, me exigían estar en una clase deportiva que me diera los créditos para una materia. Fue entonces que busqué la actividad con menos horas y días a la semana, escalada deportiva ahí estaba, dos días, dos horas a la semana. Llámese destino o Dios, para mi sorpresa a los pocos días estaba completamente enamorado y sumergido en un nuevo mundo de auto superación y adrenalina. Todo esto sucedió en agosto de 1999, en las instalaciones del Tec de Monterrey, yo apenas tenía 17 años.

Me fui re-descubriendo a través de una simple actividad que sin darme cuenta, me conectó a mis raíces creciendo en una montaña, en un municipio de SLP, solo, sin muchos amigos, explorando arriba de árboles y construcciones. Me di cuenta que en realidad estaba regresando a mi etapa más feliz y pura, la infancia. Ese eterno y constante asombro de la vida y de las capacidades de mi cuerpo, aventura y peligro como ingredientes clave de mi infancia. La escalada solo me hizo re descubrir algo que tenía olvidado.

Poco a poco me hizo una persona mucho más independiente, más valiente, me empoderó mucho. Transformó por completo mi perspectiva del mundo natural y cómo debo interactuar con él, fundirme en él. De la misma manera transformó mis relaciones: amistades, familia, parejas, sociedad en general. Me encaminó a encontrar mi verdadero potencial como ser humano, que antes de la escalada, estaba completamente dormido y sin explorarse. Me volvió una persona mucho más disciplinada por la cantidad de tiempo y energía que demanda sobresalir en este deporte, cambió sobre todo mi relación con la comida y cómo nutrirme para poder llevar de manera óptima las demandas físicas de la actividad. Mentalmente me hizo mucho más fuerte al exponerme a situaciones constantes de peligro, incluso de muerte.

Dentro de toda esa adrenalina y emociones, la escalada sobre todas las cosas me produce paz y tranquilidad, me hace dar todo cada semana para tratar de ser una mejor versión de mi en todo aspecto: físico, mental y emocional. También es un camino que se hace solo, entre más te adentres en él, más te alejas de la vida “normal” y de la gente común, de cierta manera conectas con gente igual de apasionada y que dedica su vida entera a este deporte; pero definitivamente cada vez te vas distanciando más de mucha gente y formas de pensar.

Una de las cosas que más me mueve como escalador es descubrir y escalar piedras que nunca hayan sido tocadas por el humano, si involucran una situación peligrosa o de afrontar la muerte y dominar mi cuerpo/mente en el acto, son los retos ideales que busco constantemente, sin dejar de lado que necesito me reten físicamente cada vez más.

Me enfrenta también con la pequeñez de mi ser y existencia, de lo irrelevante que es nuestro paso por este mundo, lo efímero que puede ser. Me permite ver con claridad que el paso de mi persona por esta vida es breve y no debo darle tanta importancia como nos educan desde niños.

Los últimos 5 años de mi vida me he entregado por completo a desarrollar e impulsar la escalada en Guadalcázar S.L.P., específicamente en una zona casi virgen de boulder llamada Cerro de las Comadres en la comunidad de El Realejo. Era una zona completamente olvidada desde el 2005 y que tiene un potencial inmesurable. Todos mis recursos han sido destinados a tratar de impulsar esta comunidad y mejorar su calidad de vida desde la escalada (habilitación de campings, servicios de comida, bebida y tours) con flujo de efectivo por parte de escaladores y turistas. Soy ahora representante local para Fundación México Vertical, una ONG sin fines de lucro que apoya gente como yo que lleva proyectos sustentables y de impacto social-ecológico en zonas de escalada. La zona cuenta ya con aproximadamente 350 boulders escalados, entre grados V0 a V13 y con decenas de proyectos en el rango de V14/V15.

Para finalizar este largo texto, la escalada es mi brújula de vida: dicta hacia dónde ir y cuánto caminar en cierta dirección. Lo es todo y es nada a la vez.

 fotografia 1 Mauricio Ramos (los Arcos Guadalcazar)

 fotografia 2 Carlos Steck (Sabanillas Queretaro) 


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